Estoy muy pero muy enojada... pero también me siento triste, indignada y peor aún insegura y con miedo.
Ayer entre a un cajero de BBV en plena salida del metro Goya, eran las 19.15h y es una zona muy comercial. De repente en pleno cajero entra un minuto detrás de mi, un niño con un periódico en la mano y hablándome en Rumano hizo señas de pedirme algo, limosna seguramente, se acerco tranquilamente a mi, y puso el periódico encima de la pantalla. Yo puse cancelar y cogí la tarjeta, el chamaco tecleo algo antes de que yo pudiera hacer nada, así que empecé a empujarlo, como había muchas personas fuera del banco abrieron la puerta, tomé mi tarjeta y deje al niño dentro.
Las personas que estaban ahí y vieron todo, me dijeron que llamara a un policía, al ser entrada al metro lo primero que se me ocurrió fue avisar a esa seguridad... con la tranquilidad y “amabilidad” que caracteriza a las viejas estreñidas que dan un servicio en el metro, llamó al guardia.
Mientras tanto a mi me dio tiempo de avisarle a una amiga, para que viniera a mi auxilio. Cuando regresé al cajero seguía el niño preso y con la mirada vigilante de todos los curiosos que pasaban por la zona.... Se llevaron al delincuente al metro y cuando llego la policía, querían que me pidiera una disculpa si es que no me había robado nada. El mocoso, ni me veía a los ojos, lo que me hizo sospechar, que algo no andaba bien. Así que fui a ver mi extracto bancario y me faltaban 300 euros por lo que hice que revisaran al maleante y que confesara donde había dejado el dinero.
El caco tenia dos dientes de oro, que me dieron ganas de arrancarle solo para no ver la risa irónica con la que me veía. Confesó se lo dio a otro niño (en plena vista de los policías que lo custodiaban), también nos dijo que había salido esa misma tarde de un centro de menores...
No recuperaré el dinero, cínicamente el del banco me lo hizo ver cuando fui a levantar mi queja, me dijo que ya habían visto el video de seguridad y que como yo había tecleado el numero, pues no se harían responsables. Además de que cuando iba a entrar a la sucursal y justo a las 14h y a plena vista de todos, se repetía mi historia, esta vez por un niño de aproximadamente 8 años y una niña como de 16, que el muy wey del gachupin al cual le bajaron otros 300 euros, dejó ir.
Me indigna también que las leyes no les hagan nada a los maleantes de menos de 14 años, que solo les dan cobijo, comida caliente y al otro día los dejan en la calle nuevamente, y sobre todo que dudo que la desnutrición de ese niño le de para pensar en ser atracador, que son parte de una red de gitanos que explota a menores, al menos eso me imagino. Y me es mas fácil de digerir, y no que un inmigrante rumano menor de edad sea capaz de robar con esa sinvergüenza, y que cuando tenga 16 cargara una navaja para no tener que salir corriendo.
Hoy sigo triste, me siento insegura (por que además es la segunda vez que me pasa en menos de un año, en esta ciudad). Estoy intranquila por que la violencia que se ha desatado es demasiada, por que en México nunca me había pasado nada.
Total Karla y yo sufrimos dos horas de martirio en una oficina de policía del barrio de Chamberi. Claro, fue una tortura ver desfilar antes nuestros ojos el cambio de turno de los uniformados con y sin su muy apretadito pantalón de policía... pero eso, ya es otra historia....
Por cierto le saque fotos al rufián, pero no las puedo bajar de mi celular. Otro día se las enseño.