Hoy hace un año que llegue a esta ciudad, venia cargando 30 kg de peso repartidos en dos maletas, aunque pesaban más los sueños y las expectativas que traía cargando en las espaldas.
Ha sido un año intenso lleno de cambios, y hasta ahora el recuento de este año esta a mi favor. Tuvé que dejar mi circulo de seguridad para enfrentarme sola a una cultura muy diferente a la mía y muy diferente a lo que conocía como turista.
No es la primera vez que vivo ni viajo sola, pero si la primera vez que estoy por tanto tiempo alejada de la realidad que tenía en mi mente y en mis proyectos. Deje a mi familia, a mi novio, a mis amigos, y a mis perros, para saber que era vivir en otro país y vivir como profesionista, algo que creía una experiencia única. Además de el currículo que esta aventura implica.
Hoy puedo decir que como médico de batalla este año no me ha aportado nada, al contrario mi trasero se esta aplastando por tanto ser médico de escritorio, eso ha sido la experiencia más difícil que he tenido que afrontar desde que estoy aquí. Yo no soy un médico de escritorio, la investigación me gusta, al igual que escribir, estudiar y leer. Pero la verdad es que prefiero las urgencias, ayudar a la gente que realmente lo necesita, enfermos agradecidos a los que poder calmar el dolor. Madres felices de tener a su hijo en brazos que yo ayude a nacer. Aquí no hago nada de eso, y ya estoy empezando a hartarme.
Si es interesante haber desarrollado habilidades que no tenia sobre todo de tolerancia hacia mi y hacia la mala educación de la gente que me rodea.
Este año me consto un noviazgo y la necesidad de arriesgarme a conocer personas totalmente diferentes a mi, algunas a las que he llegado a apreciar, muchas más que olvidaré en cuanto me suba al avión de regreso, y otras pocas que deseo conservar en mi vida y en mi corazón, y por ahí un gachupín que con gusto me llevaría en la maleta.
Este año he publicado dos artículos, he escrito un libro, otro articulo para un libro, he participado en varios protocolos de investigación y haré la presentación de uno de ellos en un congreso internacional, nada mal para mi currículo.
Este año he extrañado la comida, a mis amigos, me han roto el corazón el cual esta ahora nuevamente expuesto a otra ruptura. Este año me he perdonado un montón de equivocaciones pasadas, y si siguiera en terapia la psicóloga estaría contenta de que ya no soy ni me considero “super niña”, lo cual a ella le daría más años de chamba conmigo de cliente.
Este año mis papas se están poniendo mayores, ya exigen nietos y han aprendido a estar juntos y solos, creó que lo del nido vacío les ha sentado bastante bien y ya piensan que no debo volver a vivir ni siquiera en la misma ciudad que ellos. Claro a menos que me embaracé y requiera ayuda.
No ha sido un mal año, pero definitivo como México no hay dos. Y hoy quisiera unos chilaquiles verdes con pollo, poder pasear a Kafka, abrazar a mis papas y dormir en mi cama.
miércoles, 26 de marzo de 2008
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1 comentario:
QUé buen recuento... esas experiencias las atesoras...
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